1. El juicio histórico: su presupuesto
El hombre posee el don especial de comunicar sus pensamientos y sentimientos objetivándolos en el mundo y dotándolos de una forma relativamente sólida y permanente: en lo oral, en lo escrito, en lo monumental. Así constituye también la cultura objetiva: los instrumentos de la técnica y las obras de arte. En la medida en que cada forma petrificada y estática de la cultura encierra el rasgo de un impulso original se llama «testimonio». Un pasado que no ha dejado traza alguna no existe para el historiador.
El testimonio dado por testigos veraces es el presupuesto del juicio histórico.
Los hechos históricos, por ser pretéritos, no son observados directamente por el investigador. La inteligencia humana es esencialmente limitada y no puede conocer por sí misma, de modo directo e inmediato, muchos objetos, y menos los pasados: lo que fue vivido por el hombre está separado del historiador por una distancia temporal. Lo pasado ha de ser conocido, pues, bien en el vestigio –huella del pasado que no fue destinada a transmitir su recuerdo a la posteridad– o bien en el estricto testimonio, dejado expresamente para informar a los tiempos posteriores. La intenciónque el vestigio (una joya, un arma, una estatua) tuvo de no transmitir al futuro un significado es irrelevante para la historia, porque todo él testifica tanto como el testimonio escrito en crónicas, inscripciones y arcos de triunfo. La historia no se hace sólo con textos; también con monumentos y piezas de alfarero, con relieves y desechos, con todo lo que, supliendo el silencio de los textos, pueda testimoniar el pasado real del hombre. La historia versa sobre la realidad concreta e individual, pero sólo en cuanto es conocida por testificación, pues no puede ser percibida en una experiencia actual. Continuar leyendo