John Gast (1842-1899): "El Progreso Estadounidense". Expone ingenuamente a Estados Unidos realizando, con su expansionismo, un “designio especial del cielo”. Así se justificó la guerra contra México para extender las “fronteras de la libertad”, excluyendo de esa tarea a los nativos americanos y a la gente de origen no europeo.

John Gast (1842-1899): «El Progreso Estadounidense». Expone ingenuamente a Estados Unidos realizando, con su expansionismo, un “designio especial del cielo”. Así se justificó la guerra contra México para extender las “fronteras de la libertad”, excluyendo de esa tarea a los nativos americanos y a la gente de origen no europeo.

1. El hombre en el estado natural

Hegel explica la marcha histórica del hombre como una tensión superable entre lo individual y lo universal y, asimismo, entre lo inmediato y lo mediato.

La primera etapa en que se dibuja el «estado natu­ral» del hombre acontece tan pronto como el espíritu humano se despega incoativamente de la naturaleza animal para tomar conciencia de sí mismo; pero de modo que ésta no se despierta totalmente; por lo que el espíritu sólo existe ahí de forma virtual o poten­cial.

Conviene advertir que la plena conciencia del espíritu se muestra como un estado desgarrado, lleno de escisiones o contradicciones: la razón se opone a la sensibilidad; la libertad, con su infinitud virtual de aspiraciones, se opone a las tendencias sensibles, cir­cunscritas a estrechos límites, individuales y egoís­tas. Lo infinito y lo finito se contraponen así en la conciencia; una conciencia desventurada o desgra­ciada que, de un lado, siente fácticamente deseos limitados y con­tingentes, mas, de otro lado, se encuentra lanzada a un nivel superior, a lo universal.

Pues bien, el «estado natural» del hombre es aquél en que el sujeto no conoce todavía las escisiones y vive de un modo se­reno o placentero, pero inconsciente, con todo lo que existe. Continuar leyendo